miércoles, 3 de octubre de 2018

¿Y ahora, qué?

El Madrí jugó en Rusia y, paradójicamente, los que se quedaron helados no fueron los jugadores, sino los pobres mortales que vieron el partido desde casa, en el calor del hogar. El entrenador del Madrid tampoco pasó frío, ya que se reservó para otras batallas y se quedó también en casa, dejando al bueno de Losertegui el marrón de elegir once titular e incuso a los lanzadores de faltas. Otro que tampoco pasó frío fue Benzemá, aunque a nosotros nos recorra un escalofrío por la columna cada vez que caemos en la cuenta que es el delantero centro titular del Madrí.

Y así el Madrid cayó en Rusia, como era de prever, pues en Rusia es donde han caído siempre los dominadores de Europa, desde Napoleón a Hitler. Claro, que si mirabas ayer al once titular, daba la misma sensación de dominación que un Errejón amordazado y a merced de una dominatrix soviética. 

¿Y de quién es la culpa? La culpa es de los que no se han atrevido a señalar que el emperador está desnudo, de los que han aplaudido a rabiar que llevemos tres años ahorrando para ponerle papel albal al Bernabéu mientras descapitalizábamos un equipo hecho para hacer historia. De los que defendían que los goles de Ronaldo se repartirían entre los que se quedaban. De los que nos querían convencer que Benzemá iba a mutar en Gornaldo y que a Bale le pondrían un esqueleto de adamantium. 

¿Y ahora qué? Parafraseando al señor Wallace, voy a deciros lo que pasará. Van a venir un par de negros empapados en crack. Van a disecarnos empleando un soplete y un par de alicates y terminaremos hasta con el Huesca practicando el medievo con nuestro culo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario