martes, 20 de marzo de 2012

La tarjeta mala del Monopoly.


Todos conocemos el dicho: la política hace extraños compañeros de cama. Cuando un partido llega al poder, se transforma en un adolescente con las hormonas a flor de piel, de esos que se lían la manta a la cabeza y apuntan a cualquier moza que se ponga en su radar. Lo que importa es la experiencia. En política viene a ser lo mismo, pero en busca de poder. Esas alianzas como amores adolescentes que, de tanto brillo e intensidad en sus comienzo, se consumen demasiado deprisa. Esos amores que, hace no tanto, te hacían correr a un fotomatón a buscar el ojo cómplice y confidente que inmortalizara carantoñas y besuqueos. O esos besos robados a la luz de la luna a orillas del Mediterraneo en esos amores tan fugaces que sólo duraban unas vacaciones y se perdían para siempre en el tiempo. Claro que, visto así y como en política hay más endogamia que en los árboles genealógicos de las familias reales, los amores de verano son, casi siempre, con la mismas. O CiU o PNV. No suele haber más donde poner el ojo. Esto le quita romanticismo a la historia y nos dejaría en un entorno menos idílico, con ese chaval de pueblo que, haciéndose mayor y ante la carencia de féminas en edad de merecer en los alrededores, tira de ahorros y se va a probar suerte con una profesional.

Digo esto porque esta tarde ha salido la sentencia de
Matas. Le han caído seis años, seis. Uno por cada astado en tarde de toros. Que ya iba siendo hora que se encerrara a un político a lidiar con un astado, aunque por la condena lo podríamos dejar en vaquilla de capea. En el monopoly que tienen montados los políticos españoles, todos como la banca y con las cartas marcadas, a Matas le ha tocado la que estaba sin marcar. Directo a la cárcel sin pasar por la casilla de salida, aunque supongo que sí que cobrará los 200€. Una vez hecho público el castigo, la jauría de partidos políticos ha corrido a por los restos, aún calientes, de Matas y lo han ido despedazando con saña. Ahora todos se ponen dignos y sacan pecho. El pepé reniega de Matas como un recién separado de esa mujer que, después de engañarle con el jardinero y sacarle hasta el último céntimo de la nómina en modo de pensión, le deja condenado a malvivir en una autocaravana con una mano delante y otra detrás mientras ella disfruta del chalé, los niños, el coche del matrimonio y, por supuesto, del jardinero.

Decía que el PP, a través de Santamaría, se ha desmarcado del corrupto. IU, a través de Cayo Lara, ese orador que hace buenos los discursos de un futbolista a pie de campo, ha indicado que "es bueno que algún chorizo que otro vaya entrando donde tenía que haber entrado hace ya mucho tiempo". Otra Soraya, ésta Rodríguez y portavoz del PSOE, incluso ha preguntado expresamente a Rajoy si sigue queriendo un ejecutivo como el de Matas, en referencia a unas ahora desafortunadas declaraciones de Mariano hace algunos años. La falta de respuesta del pepé a esto denota otra carencia mucho más importante: la falta mucha mala leche en el Congreso. Sólo así se explica que ningún popular le haya replicado a Soraya si no se desmarca su partido de su fundador Pablo Iglesias, autor de grandes alegatos demócratas como "este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones" o del golpe de estado de 1934 llevado a cabo por, exactamente, las mismas siglas que reprentan; que Franco fue el que lo llevó a buen puerto, pero no fue el único con ganas de jarana que había por aquella época.

Ahora todos se vuelven escrupulosos. Desaprobando, con gesto grave y negando con la cabeza, las acciones de su colega, mientras intentan enchufar al hijo de la vecina del quinto. Señalando inquisitorialmente al caído como las mujeres que, con sus barbas postizas, acudían a las lapidaciones en La Vida de Brian. Todos dispuestos a lanzar la primera piedra. No importa que, hasta donde yo sé, tan sólo haya un partido político por España que no tenga a ningún imputado en sus listas. Así que no saquen ni unos ni otros pecho tan pronto. Porque Matas lleva mucho tiempo desvinculado del pepé, pero con Gurtel se tocaban a gente en activo. Y el pesoe tiene ahí a Pepiño Blanco. Y todo el escándo de los EREs andaluces. Y ambos tendrán toda la mierda que aún no se haya destapado y que ni imaginamos. Así que menos hipocresía, por mucho que sea una de nuestras señas de identidad, y más trabajar para esos millones de personas a los que sólo hacen caso cada cuatro años, cuando toca convencerles que acudan a las urnas como si en verdad les importase nuestra opinión.

lunes, 19 de marzo de 2012

Va por usted la muerte de este novillo.

Hoy hace doscientos años de La Pepa, nuestra primera Constitución. Pero no voy a escribir sobre ella, ya hay muchos otros que lo han hecho estos días. Además, como me ponga a hablar de constituciones y llegue a desgranar la actual, acaba pasándome a hacer una visita la Civil y tengo que cerrar el blog. Tan solo recordaré que a la Pepa se le llamó así por ver la luz un 19 de Marzo, día de San José. El santo de los pepes (que no pepés), mariajos y derivados. Y también el Día del Padre. Curioso que se celebre el día del padre con el santo de un hombre que, hasta donde sabemos, jamás fue padre biológico. Quizás ahí está la grandeza de este día. No hace falta que corra la misma sangre por las venas para que un padre quiera a sus hijos más que a su propia vida.

Siempre andamos hablando de las madres, del inquebrantable nexo que las une con sus retoños, como si aún existiera un invisible cordón umblical. Hay quien incluso las eleva a deidad, como El Cuervo, susurrándole a una madre drogadicta "madre es el nombre que dan a Dios los labios y los corazones de los niños". Si hasta en la Biblia se pasa de puntillas sobre la importancia del padre: ahí tenemos a José, un pobre carpintero que bastante tendría con las dudas que le asaltasen sobre la divina paternidad de su retoño, como para que encima le hayan borrado de mala manera de toda la historia. Vamos, que aparece en el portal porque alguien tenía que llevar a la Virgen parturienta, pero si lo hubieran cambiado por un pastor que pasaba por ahí, a efectos de la historia y dado su papel no ya secundario, sino terciario, nada hubiera cambiado. Pues hoy vengo aquí a partir una lanza en favor de todos los padres. Que nunca sabremos qué es llevar una vida en nuestro interior. Cierto. Pero también es cierto que tendremos muchas otras sensaciones para compensarlo. 

De pequeño uno mira a su padre con devoción, con la misma fascinación que un astronauta mirará la tierra la primera vez que alcance el espacio. Los niños acuden a su padre como el adulto a la wikipedia. La fuente de toda sabiduría. El oráculo moderno. Aunque no se tenga ni pajolera idea, con la paternidad se desarrolla una dialéctica y capacidad de inventiva que tiene que mantener engañado al niño. La infalibilidad del viejo, primer axioma de la paternidad. Con los años uno se da cuenta que su padre no es perfecto, pero da igual. Para mí, como supongo que para cualquiera, mi padre es el tío más grande que habrá en este mundo. Ni Julio César, Da Vinci o Mozart. Ni siquiera Mourinho. Y el ir descubriendo sus defectos no hace sino aumentar la admiración que se siente por él porque, siendo perfecto, todo debe resultar facilísimo, pero criar, educar y dejarse la piel día tras para que no falte el pan no debe ser fácil. O, sobretodo, aguantarme. Y desde aquí lo agradezco. Y lo agradezco hasta tal punto que uno, que tampoco es perfecto, hay algunos defectos de los que me siento particularmente orgulloso, y son aquellos que me asemejan a mi padre. Igual con las virtudes, que alguna también habré heredado. Aquello que haga a la gente afirmar con rotundidad que soy su hijo. Con mayor certeza que una prueba de ADN.


Porque, si ahora volviera atrás en el tiempo y tuviera la oportunidad de elegir, de entre todo el mundo, quién tendría la gloria y el honor de ser mi padre, tropezaría en la misma piedra. Lo siento por mi madre porque tendría que aguantarle otro porrón de años repetir las mismas historias una y otra vez. O verle coger la toalla cual capote para hacer las mismas verónicas al viento que ha hecho tantos años. O mirar con tal fruición los bolsos de las señoras hasta el punto que, de no saber que eso nos ha dado de comer, sospecharíamos que cualquier día nos lo íbamos a encontrar con tacones altos y tirando abajo el armario de una patada. O verle presumir con su carnet de periodista, con esa foto de un joven imberbe, de tiempos del Caudillo. O revisitar sus tiempos mozos cada vez que paseas con él por el casco viejo de Madrí. Pues a pesar de todo, le volvería a escoger a él. Algo bueno habrá hecho. Así que, va por usted la muerte de este novillo. Felicidades, papá.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Hacienda somos todos?

Ayer era un día especial para los políticos de Izquierda Unida. Hoy tocaba peinarse, maquillarse y hasta repasar algún discurso. Incluso hubo quien desempolvó la ropa de los domingos, ésa que se ponían tan a menudo en los tiempos de Anguita. Alguno incluso se metió la estampita de la bandera republicana en la cartera, con mimo, como si de un amuleto se tratase. El día había llegado. Sabían que ayer era el día al año en el que consiguen sus 15 minutos de fama sin tener que recurrir a las chorradas que suelte Llamazares. Quizás por eso, por el encorsetamiento de su líder -ya más cercano a acompañar en el reparto de alguna comedia casposa a Antonia Resines o Jesús Bonilla-, ayer le tocó ser el foco de atención a la diputada Claridad García. La pregunta del millón: ¿a cuánto asciende la deuda con Hacienda de los clubes de fútbol?

A casi ná, 752 milloncejos. Un 24% más de la que había en el 2008. Desde entonces hasta hoy, los ciudadanos hemos tenido que probar diferentes posturas dentro del otrora estigmatizado y tabú tema del sexo anal. Nos la han metido con delicadeza y sin que se note, susurrándonos palabras de amor al oído. También de manera violenta y forzada, dejándonos el sabor amargo de sabernos violados. E incluso hay quien se ha ofrecido a la autosodomía, como los famosos voluntarios de la Botella. Pues a los clubes de fútbol no sólo no se les ha introducido en las prácticas de la penetración rectal, sino que se les ha dado más manga ancha. Lógico. Aún tenemos en la retina las imágenes de Sevilla y Vigo echados a la calle para protestar porque habían descendido a sus equipos por no cumplir con unos avales exigidos por ley con la consiguiente bajada de pantalones de RFEF. Aquí no necesitamos ni el pan, con el circo vamos sobrados. Y yo soy futbolero, pero el nivel de panderetismo que adquirimos cuando nos tocan la pelotita -si aún fueran las pelotas- nos hace tener que buscar una palabra que amplíe el concepto de España cañí.

Rajoy, que si fuera futbolista tendría el perfil de esos extremos pequeños y habilidosos que revolucionaban los partidos en las segundas partes, por eso de ir de recorte tras recorte desde que ha entrado en la Presidencia, ahora tiene el reto de conseguir que pasen por caja. Con esos 752 millones igual no hubiera hecho falta congelar las pensiones o bajarle el sueldo a los funcionarios. O igual la subida del IRPF hubiera afectado a rentas más altas dejando a la clase media más liberada, que bastante peso ya carga sobre sus hombros. O igual no, hubieramos seguido todos igual de jodidos, pero al menos tendríamos todos la sensación de igualdad ante la justicia. De quien la hace la paga. Aunque sea mentira. Aunque luego sigan caminando libremente los presidentes de las entidades financieras que han tenido que ser rescatadas con dinero público. Aunque no se atrevan a investigar si salpica algo del caso Urdangarín a la Casa Real. Aunque no se vaya a juzgar jamás a ex presidente alguno, ya les pillen con las manos en el GAL, falsificando cifras de déficit o dejando al país en la ruina.

Pero estamos en España, donde no importa que nos vayamos todos a la mierda con tal de podernos sentar a ver el partido en abierto con una cerveza fría. Donde no nos importa dilapidar millones y millones de euros para que cada aldea pueda presumir de ayuntamiento, identidad y gilipolleces propias aunque las administraciones incurran en dupli o triplicidades. Y donde, por supuesto, cuando el Euribor estaba bajo no importaba sobretasar la casa para poderse comprar el Cayenne a 40 años, aunque no se llegara a fin de mes. La verdad es que, ahora que me paro a pensarlo, tenemos lo que nos merecemos.

lunes, 12 de marzo de 2012

De la Tómbola a la Noria

Pensaba que no hacía tanto tiempo de cuando volvía del colegio y me plantaba delante de la televisión a ver Barrio Sésamo. No había nada como soltar la mochila, coger la merienda y plantarse delante de la tele a ver a Espinete y sus amigos. Con la llegada de las televisiones privadas, el abanico se amplió y pasé a disfrutar de Rita Irasema y Miliki. El ritual no había cambiado. Quizás los ingredientes de la merienda, dejando de lado el fuagrás por los bollicao, que había que conseguir forrar los libros de texto de sociales con las pegatinitas de los toi. Era la época de Campeones, de Juana y Sergio, de apagar la tele y bajar a la calle a hacer el cafre. Así pasaba las tardes. Garabateando a toda prisa los deberes para poder ponerme a diseñar las equipaciones de mis chapas, con las que fardaría al día siguiente en el colegio.

Con el tiempo dejé de prestarle atención a la televisión. Tenía otras preocupaciones más importantes como aprender a rellenar las imposibles fichas de los personajes de algún que otro juego de rol. O plantándome horas y horas agarrado al mando de la Master System o la NES. O quedando con los amigos para comentar confidencialmente cómo las niñas con las que habíamos crecido empezaban a convertirse en mujeres. Metiéndonos con ellas. La manera infantil que tenemos para empezar a asumir que ha cambiado nuestro mundo. El caso es que acabé dejando de lado la tele y para cuando quise retomarla, me sentí igual que Rick Grimes al despertar en su cama del hospital y encontrarse con que el mundo entero se había llenado de zombis. En ese tiempo que anduve desconectado hubo algún ejecutivo que decidió que ya estaba bien de poner programas serios. Que no los veía ni el tato. Y así surgió el principio del fin.

En algún recóndito lugar de Valencia -ciudad que ya tenía marcada en mi lista negra como cuna del puto bakalao- se produjo un aquelarre y varios tíos en traje pintaron una ouija en el suelo de una cadena de televisión, desempolvaron algún viejo libro de brujería y pacientemente empezaron a invocar uno a uno a todos los demonios conocidos hasta que alguno aceptó su oferta: sus almas por un pico de audiencia en el late night. Mefisto o Belcebú o el bicharraco que invocaran escupió fuego. Y sangre. Y flemas. Y ahí, delante de todos aparecieron sus hijos, enviados a la tierra para amargarnos la existencia. Los llamaron Mariñas y Karmele. Y llamaron a Ximo Rovira para moderarlos, o para intentarlo -¡que te calles, Ximo!-. Y ahí terminó la vida como la conocíamos. Hace ya 15 largos años de aquello, que acabó llamándose Tómbola y que supuso un punto de inflexión en nuestras vidas. La televisión empezó a llenarse de belenes estébanes, antonios davides y demás chusma que fueron el germen de la fauna que ahora puebla los platós de televisión. Sin ellos, ahora no existiría ni el Tomate, ni la Noria ni MYHYV y los niños seguirían queriendo ser médicos, astronautas o bomberos en lugar de chuloputas y chonis.

Y ahora el engendro ya es demasiado grande y demasiado poderoso para pararlo. El cáncer se ha expandido y ya no sólo son las marujas las que pierden el seso viendo a la vieja gloria del papel couché vender su orgullo por un puñado de euros o a alguna chica conseguir sus quince minutos de gloria por haberse follado a algún famoso de medio pelo. Ahora también tenemos la versión masculina. Platós llenos de ex futbolistas que pretenden sentar cátedra con las cuatro palabras que consiguieron aprender a pronunciar entre partido y entreno. Llenos de tertulianos de bar reclamando el trono de Hume o Descartes, sentando cátedra con cada patada al diccionario. Como he dicho, ya es demasiado tarde y sólo nos queda celebrar el decimoquinto aniversario de cuando la televisión en España se convirtió en el zombi que hoy conocemos. ¡Larga vida a Tómbola!

domingo, 11 de marzo de 2012

Otro récord más para Mourinho.

El Madrid salió al Villamarín con la misma actitud con la que un adolescente encara su primera cita. Ansioso, rápido y descontrolado. Culpa de ello la tuvo el conjunto bético, que traía una consigna clara de los vestuarios: presión arriba y no dejando respirar al centro del campo merengue, asfixiando a Ozil y Xabi Alonso. Con Kaká desaparecido y con Raúl Bravo ocupando el cuerpo de Marcelo, no había ninguna salida de balón posible, lo que se tradujo en pérdidas constantes de balón y juego precipitado, que aprovechó el Betis para machacar al Madrid a la contra. Y en una de esas contras llega el gol del conjunto sevillano: balón largo matado magníficamente por el codo de Rubén Castro que se lo pone en bandeja a Molina para que fusile a Casillas. 1-0 para el Betis y adiós a mis opciones de ganar la porra.

El Madrid, al contrario que en otros encuentros, no reaccionó ante el gol y siguió igual de impreciso y perdido. Resacoso. Mourinho garabateaba todos los defectos que encontraba en sus jugadores, lo que hoy ha obligado a talar varias docenas de árboles. O quizás estaba falsificando recetas de orfidal para chutárselos a sus jugadores en el descanso, a saber. Marcelo continuamente superado por Jeff. Montero. Ramos pegando patapum p'arriba de esos que le gustan a Clemente. Pero, como a los grandes, la Diosa Fortuna nos guiñó un ojo y permitió a Ozil meter un balón para la carrera del Pipita que, escorado a la derecha, lanzó un misil que se coló por el palo corto. La crisis de juego y goles del argentino y tal. 

Así continuó hasta el descanso el partido. De un lado para otro. Con ocasiones para ambos equipos. Pipa y Ronaldo perdonaron el segundo y Casillas, por fin, tuvo la oportunidad de sujetar el larguero que con tanto mimo vigila tras un lanzamiento de falta que chocó contra el travesaño. Pero no nos olvidemos de Iturralde. Iturralde on fire. Showtime. Creyéndose Lahoz, intentaba interrumpir poco el partido, pero sin el criterio de éste. Permitiendo excesiva dureza a los jugadores béticos y sacando un par de amarillas absurdas a Kaká e Higuaín. De nuevo, los Dioses de nuestra parte e Iturralde, que debe compartir entrenador personal con Relaño o Lu Martín, sufrió un pinchazo que le impidió continuar en la segunda parte, siendo sustituído por el cuarto árbitro. A estas horas seguimos pendientes del parte médico de los servicios del F. C. Barcelona para saber el alcance de la lesión de la estrella blaugrana.

La segunda parte siguió igual de correcalles, lo que nos hace sospechar que Mourinho no encontró ningún Red Bull por el Villamarín, pero sí encontró a Ronaldo, ése cuyos goles no valen puntos, que adelantó al Madrid en una jugada iniciada por Pepe -hoy Pepenbauer, dejando a Pepe Torrance en casa- con un gran pase a Kaka que, controlando el balón con una orientación perfecta del cuerpo, abre a Marcelo que lanza un sombrero que acaba en los pies del Gitano. Y nuestro Yitan no perdona. Tras el gol, lejos de calmarnos mantenemos la torrija generalizada y tres minutos después, en el 55, empata el Betis. Enésima jugada a balón parado que nos percute el ojal. Saque de esquina de Salva Sevilla, Casillas en su faceta de portero de futbolín se queda bajo el larguero y Arbeloa, tras ver venir el balón paseándose por todo el area, asiste de pecho a Jefferson Montero para que empate el partido. Justo premio para el jugador ecuatoriano, que trajo a Marcelo y Arbeloa por la calle de la amargura.

El Betis planteó un partido muy valiente. Un intercambio salvaje de golpes. Un combate a quemarropa, con la esperanza de noquear al Madrid, única salida posible al planteamiento de Pepe Mel. Y casi lo consigue. Con empate a dos tuvo al Madrid contra las cuerdas pero el gigante blanco, hoy de rojo, acabó sacudiendo un gancho que dejó KO a los béticos tras un barullo en el área verdiblanca, con un remate impecable de Ramos que despejó como pudo Fabricio, dejando el rechace a los pies de nuestro Yitan, que remató al fondo de las mallas. Tras esto Mourinho movió el banquillo y sacó Granero y Callejón por Kaká e Higuaín para darle pausa al partido e intentar hacerse con el centro del campo. Hablando de centro del campo, mientras escribo me acuerdo de Khedira. Brillante, como siempre, en su función gris. No se le ve nunca, pero estuvo impecable en el corte en todo momento. 

El Betis yacía, exhausto, contra las cuerdas, esquivando los continuos puñetazos que le lanzaba el Madrid e intentando buscar las fuerzas para un último golpe, mientras Mou le daba cinco minutos a Benzemá para que coja tono después de su lesión. El último golpe bético llegó, cómo no, a balón parado tras la enésima cagada de Arbeloa en el partido de hoy y sobre la bocina, con un remate de Montero que rechaza Ramos, no se sabe muy bien si con el muslo o la mano, ante las quejas de los verdiblancos. Tras esta última polémica, pitido final y récord de victorias seguidas como visitante para el Real Madrid de Mourinho. Once. Superando la anterior marca de Míster Puntaje y con la satisfacción de haber ganado un partido a caraperro, donde hace no mucho nos dejábamos esos puntos que acaban decidiendo las Ligas.

sábado, 10 de marzo de 2012

Refundación.

Al final parece que los sindicatos han dado el do de pecho y se lanzan a la desesperada contra la reforma laboral del Gobierno. Digo a la desesperada porque su imagen ha quedado inequivocamente dañada durante las dos legislaturas pasadas cuando, en vez de golpear con fuerza la mesa y gritar un basta ya mientras las cifras de paro crecían y crecían, a pesar de los esfuerzos del ejecutivo por maquillar las cifras con más énfasis que los Fisher ponían en dejar presentables los cadáveres que llegaban al negocio familiar en Six Feet Under. 

Durante el Gobierno del PSOE los sindicatos han quedado a la altura de los policías corruptos en las películas de la mafia. Esos que, de cuando en cuando, se sientan en la mesa, adornada con un mantel rojo de cuadros, que ocupa  el capo mientras éste sorbe con delicadeza su espresso e intercambian unas frases vacías hasta que el chico de los recados aparece con un sobre marrón atado con gomas. Zapatero silenció a los sindicatos a base de subvenciones y estos, de tanto hacerse los suecos, poco les faltó para acudir al registro a cambiarse los nombres por unos más acordes a su nueva condición escandinava. Toxoson y Mendezberg. Nuestros líderes sindicales.

Esta situación ha creado un desapego entre las personas que, supuestamente, deben velar por los intereses del trabajador y el propio trabajador, asfixiado y sumido en la depresión de ver que, cuanto más nada para evitar ahogarse, más se aleja de la orilla. El trabajador que hace auténticos prodigios de ingeniería financiera -ríete tú de las virguerías contables de las grandes fortunas para defraudar a Hacienda- para pagar las letras de la casa, el colegio de los niños y que no falten unas lentejas en la mesa. El líder sindical que colecciona relojes de lujo y gusta de probar los restaurantes más exclusivos que pueda encontrar.

Aquí ya no hay vuelta de hoja. Se ha alcanzado el punto de no retorno y tan sólo los más incondicionales o fanáticos pueden defender los métodos de los líderes de UGT y CCOO. Siempre nos quedará la duda de si esta huelga es por la rebaja en las subvenciones o realmente les preocupa la situación laboral del país. Porque las políticas no pueden juzgarse con inmediatez en el tiempo. Si el Gobierno quiere remangarse y sacarnos adelante, sabe que las reformas estructurales necesarias le harán perder las elecciones. Somos la primera generación que va a vivir peor que sus padres. Como me dijo un amigo en perfecto estado de sobriedad, nuestra generación va a sacrificarse para que nuestros hijos puedan crecer como lo hicimos nosotros. Y con esa mentalidad debemos remar todos en la misma dirección. Ni protestas ni huelgas porque no te gusten las siglas que nos gobiernan porque así no saldremos adelante.

Aunque en España siempre ha tenido mucho tirón el corto plazo, cuyo máximo representante siempre ha sido Keynes, un tipo listo. Brillante en su visión de que lo importante, en política, es ver el resultado a un mes vista. Como él decía: a largo plazo, todos muertos. Para entendernos, las políticas con rédito político -quicir, electoral- se asemejan a un amanecer de resaca en el que acudes a un bloody mary. Alivio instantáneo de los síntomas, aunque por la tarde quieras morir.

viernes, 9 de marzo de 2012

La leyenda de la mujer trabajadora


Érase una vez un mundo que tenía tan asimilado que las mujeres fueran trabajadoras, que no necesitaba ningún día para recordarlo. Érase una vez un mundo tan lleno de mujeres trabajadoras, que el recuerdo de la celebrar un día para ellas era tan lejano como el de la danza de la lluvia. Érase una vez un mundo en el que no hacía falta ponerse un pin en la solapa para demostrar a la gente lo comprometido que se era.

Ayer, como sabréis -los medios de comunicación ya se encargaron de recordarlo-, se celebró el día de la mujer trabajadora. A mí que me perdonen, pero eso me suena mal. Como si se celebrara el día del político honrado o del ruso sobrio. Da a entender que son excepciones, que lo generalizado es el comportamiento opuesto y, vive Dios, que a lo largo de la historia lo raro ha sido exactamente lo contrario. ¿Cuándo se ha visto a la mujer tocarse alegremente sus genitales sin más preocupación que vaciar la jarra de vino?. La mujer siempre ha trabajado, ya en los tiempos en que vestíamos taparrabos, salando las carnes que traía el cazador o recolectando hierbas como, a día de hoy, de una manera mucho más sofisticada con su BlackBerry y su portátil como apéndices más del cuerpo. Y que venga alguien, si tiene cojones, a decirme que lo que hicieron mis abuelas y mi madre de criar a una jauría, llevar una casa y educarnos -más mal que bien, vale, eso lo acepto- no es trabajo porque entonces no quedará sino batirse.

Si a mí me parece muy bien que hace cincuenta años se celebrara el día de la mujer trabajadora. O hace cien el del negro libre. Lo que no se puede negar es que a día de hoy eso está desfasado, obsoleto y tan sólo permanece en nuestra memoria como un recuerdo de tiempos ya completamente superados. Como cuando aún había derecho de pernada o contratabas a un par de salvajes para alimentar a los leones en un circo. Y que nadie me diga que es que en Chiquitistán la mujer no trabaja y por eso lo celebramos aquí. Porque entonces celebremos también que no cortamos la mano a los ladrones, que no matamos a la segunda hija o, por rizar el rizo, que vayamos todos los madridistas en procesión a la Cibeles cuando el Madrid se asegure matemáticamente la permanencia.

Señores, el problema de nuestra sociedad es que, de tan buen rollista y tolerante, se ha vuelto gilipollas. Y el día en que nos quitemos tanto complejo de encima, ese día será el que habremos de marcar a fuego en los calendarios y celebrar mientras dure el mundo. Aunque, con la que está cayendo, me conformo con la solución más sensata: dedicar el 8 de Marzo al hombre y mujer, no ya trabajadores, sino con trabajo, por lo cada vez más extraño del caso. Que ya son más de cinco millones los parados (y paradas) y la cosa no tiene visos de mejoría.

jueves, 8 de marzo de 2012

La Culpa Fue de las Chachas

Uno de los recuerdos instantáneos que acuden a mi cabeza cuando pienso en Nochevieja son los especiales de Martes y Trece. Únicos. Muchos han intentado llenar su vacío, pero ninguno lo ha logrado. Millones de gags acuden a mi cabeza: Encarna Sánchez y la empanadilla de Móstoles. Lauren Castigo entrevistando a Paca de Carmona. Pero sobretodo a Millán, disfrazado de Jaime Urrutia, liderando a sus Gabinete Cagalera en el escenario mientras tocaban La Culpa Fue de la Chacha.

Ahora Mariano Rajoy ha desempolvado sus viejas cintas de vídeo en pleno brainstorming popular y han llegado a la misma conclusión que Josema y Millán hace veinte años: la culpa es de las chachas. Sí, señor. La economía sumergida de este país se sostiene gracias a los 10 euros / hora que cobra de media una empleada doméstica y ahora hay que darlas de alta en la Seguridad Social y, a nada que nos pongamos tontos, en el Real Gremio de Asistentas y Doncellas. No sé de qué me sorprendo, teniendo en cuenta que, de la plantilla destinada a investigar fraudes, al 80% le destinan a tocar los huevecillos a los muertos de hambre, aunque el 70% de la evasión la comenten las grandes fortunas. Lógico. Si no tengo donde caerme muerto, ¿qué voy a defraudar? ¿el bonobús que me saco con el carné de jubilado de mi padre?. ¡Que me detengan!.

Pues como decía, nuestro Presidente ahora ha decidido que hay que dar de alta en la Seguridad Social a las empleadas aunque trabajen una hora a la semana en una casa. Y pagarles las vacaciones. Y las bajas. Según salió la noticia, millones de fotógrafos, abogados y otros profesionales freelance eternamente condenados a la dura vida y tributación del autónomo, llenaron los tablones de anuncios de las Iglesias y paradas de autobús. También saturaron la red. Todos ofrecían sus servicios para lavar, planchar, fregar y cuidar niños. Experiencia demostrable y con inmejorables referencias. Normal, todos ellos, con lo que les sajan por autónomos y lo poco que les pagan sus empresas -ni vacaciones ni leches: no work, no money-, están acostumbrados a no poderse costear una chacha y se han vuelto diestros en el arte del lavado a mano del cachemir, planchado de camisa de lino y limpieza de cristales en noveno piso sin andamio.

Pero no os dejéis engañar. El objetivo de esta propuesta no es acabar con los millones y millones de céntimos de euro que mueven las mafias de la limpieza. Ríete tú de los contrabandistas de armas, de los capos de la droga o de los de la trata de blancas. El objetivo es sencillo, pero muy mal vendido y pero explicado: a día de hoy Marianico El Corto no puede retirar los 400 euros de subsidio a los parados de larga duración porque entonces medio país se le tira a la calle, antorcha en mano, a prender La Moncloa. Tampoco puede reducir la duración del paro por lo mismo. ¿Solución? A legalizar a las chachas que, con suerte, nos ahorra unos lereles en subsidios. Ése es el verdadero motivo. Que no os engañen.

Ahora bien, Mariano no ha tenido en cuenta una cosa: no está la situación como para tocarle (más) el bolsillo al personal. La gente tiene chacha a 10 euros la hora. Un par de copas que no tomo el fin de semana y ya está. Como se ponga en 16, la gente se baja un curso de plancha y costura del eMule y a planchar se ha dicho. Y le habrá salido el tiro por la culata. Y la gente más necesitada tendrá aún menos dinero.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Paola y Marcelo: living la vida loca.


He tenido un tanto abandonado este espacio durante las últimas semanas. Podría excusarme en el tan recurrido miedo al folio en blanco, pero mentiría. Uno es muy madridista y en cuanto ve algo blanco, tiendo a llevarme la mano instintivamente al pecho más cercano que, por lo general, suele ser el propio. El blanco me motiva. Así que no mentiré. Se me ocurrió meter en el reproductor multimedia The Wire y darle al play. Ahora soy adicto.

Pero al tema. Además de mi amor a los sindicatos, y que aún no he terminado de hacerme con la segunda temporada de The Wire -por medios perfectamente legales, huelga decir- lo que me ha despertado de mi letargo ha sido una noticia que he leído en El Mundo: Paola y Marcelo, pobrecitos ellos, entregan 90.000 firmas para que el malvado banco opresor les perdone le deuda que contrajeron con ellos sin que nadie les pusiera una pistola en la cabeza y les obligara a firmar. Que ya podían haberle pedido un euro a cada firmante y saldaban la deuda, pero si puedes gestarte un sinpa, pa qué. Si a los medios de comunicación, a todos,ellos se les hace el culo pepsicola en cuanto pueden meter mano a algún banco. El rigor es lo de menos. No dejes que la verdad te estropée una noticia, porque en ningún medio se leerá que esta pareja llevaban casi tres años sin pagar la hipoteca. Una hipoteca que habían firmado hacía tan solo cinco. Con un par.

Ahora lo cool es izar la bandera de la injusticia. Dación salda deuda. Claro. Ahora reescribamos las fábulas. ¿Recuerdan la de la cigarra y la hormiga? Pues ahora quedará tal que así: érase una vez una pareja de cigarras que deciden comprar una casa que no se pueden permitir. Mientras viven la vida y disfrutan sin pagar un céntimo por la casa, hay miles de hormiguitas que pagan sus letras religiosamente, a costa de realizar sacrificios. Otras hormiguitas, sin embargo, en vez de optar por endeudarse de por vida y ser propietarios -la única palabra del vocabulario de Cuéntame que no está desfasada-, prefirieron vivir de alquiler en alguna casa más modesta que pudieran abandonar si el invierno se convertía en uno de eso de los que presumen los viejos Stark en Invernalia. Pero nuestras cigarras prefirieron seguir a su bola. Ahora, sin embargo, al final del cuento, las cigarras viven felices y comen perdices mientras las pobres hormigas se quedan con cara de tontas y se preguntan, como Mourinho, ¿pur qué?. ¿Pur qué las cigarras viven por la gorra? ¿pur qué ellas, hormiguitas trabajadoras, tienen que vivir asfixiadas?

Muy sencillo: porque a los directores de informativos ahora les parece muy transgresor sacar a cuarenta tíos con rastas pataleando y luchando por sus derechos. Para derecho el mío a vivir libre de piojos. Desde que los indignados ocuparon Sol, ahora los perroflautas tienen también un fijo de cuota de pantalla. Me pregunto qué harían estos mismos periodistas si tuvieran un piso alquilado a unos señores que llevan sin pagarles una sola mensualidad desde hace tres años. Yo llamaría a los geos y les sacaba a hostias del lugar. O alquilaba el piso de al lado y les plantaba unos amplificadores con Rosarito sonando a todo trapo 24/7. Pero yo soy tan sólo un violento fascista. No soy progre. No soy cool. No soy solidario. Estoy seguro que quienes se parten el pecho defendiendo la dación en pago, sin ningún problema perdonarían tres años de alquiler. Y de regalo las facturas de la luz. Y los ibis. Y los muebles. Y si tienen la suerte de tener de inquilino a un negro bien dotado, también le pondrán el culo en pompa, previo huntamiento en vaselina. Que el pobrecito tendrá que desahogarse. Que vivir por la patilla es muy estresante.

Así que, amigos, el consejo de hoy de su banquero favorito es el siguiente: si los malos les aprietan las tuercas, olvídense de apretarse el cinturón y saldar su deuda. Nada de contratar abogados. Nada de vender la casa a bajo precio. Pongan un Melendi en su vida y llamen a la televisión.

martes, 6 de marzo de 2012

El Extraño Compromiso Sindical

Ni siquiera han dado los 100 días de margen para saltar a la yugular de Rajoy por su gestión. Esas hienas que se parapetan detrás de las siglas de CCOO y UGT ya han saltado a la calle con la pancarta en mano clamando contra los herederos del Caudillo. Los mismos que aguantaron durante siete largos años metidos en casa mientras las gráficas que mostraban la evolución del paro se asemejaban más al perfil de la etapa reina del Tour para montarle una huelga general a Zetapé, se han desentumecido sus manos y aclarado la garganta para protestar contra la reforma laboral.

Habrá sido duro para ellos, liberados muchos, el poner el despertador. La última vez que lo hicieron aún no había teléfonos móviles. Ni siquiera había relojes digitales, así que imaginen el panorama. Al maromo de turno levantándose a las 9 y la mujer preocupadísima pensando que se va a ver a la querida, por mucho que el marido jure y perjure que sale a la calle a manifestarse y a ganarse el sueldo... porque no ganan poco precisamente. A mí se me caería la cara de vergüenza el ir de defensor del obrero, gritar proclamas contra la lucha de clases y tener en mi casa una colección de relojes donde el más barato supera los 5.000 euros, que viene a ser más o menos lo que ven al año muchas familias condenadas al eterno subsidio de los 450 al mes.

Porque de los liberales se podrá decir muchas cosas: que si son unos desalmados. Que si quieren recuperar la esclavitud. Que si van por la calle con el tridente, el rabo y los cuernos. Pero, coño, al menos son coherentes. No van pregonando una igualdad y un reparto equitativo y luego dándose a la buena vida. Que aquí todos son muy de izquierdas mientras no les toquen la cartera. Mucho reparto equitativo de bienes, pero como vea a un vagabundo acampado a las puertas de mi chalé de Somosaguas llamo a la civil y que me limpien la calle, que uno no vive en una urbanización exclusiva para tener que ver al populacho.

¿A santo de qué tiene que ir dinero público a financiar unos sindicatos en los que creo menos que en los Reyes Magos? No digo que no deban existir, sino que se financien con las cuotas de sus afiliados. Como también deben hacer la patronal. Y los partidos políticos. Que aquí todos ponemos a caldo al cine español y nos rasgamos las vestiduras por la cantidad de euros en subvenciones que se lleva la enésima revisión de la Guerra Civil, cuando no hacen sino lo que todo españolito que se precie: coger el dinero y correr. Que de igual manera que no he visto a la Coixet devolver un duro, tampoco he visto a Rosell o a Méndez renunciar a sus dietas y, vive Dios, ninguno de ellos tiene pinta de pasar hambre.

A mí, de todas formas, es que sólo ha habido un sindicato con el que haya simpatizado. El que lideraba Al Capone. Ya puestos a que me roben, que sea a punta de pistola. Y a punta de pistola los pondría a más de uno por elegir el 11M para salir a la calle. Que una cosa es que, gracias a ETA, aquí coleccionemos atentados como en otros países Premios Nóbel, y otra muy distinta es que en el octavo aniversario del mayor atentado que ha sufrido nuestro país, salgan a la calle los mismos estómagos agradecidos que callaron durante ocho largos años mientras el presidente -ya saliente, aunque no haga ni escasos 100 días- dilapidaba la herencia recibida y gestionaba la crisis de la peor de las maneras posibles.

Un aplauso para los sindicatos. Sí señor. Me quito el sombrero.